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Esta crónica tenia que haber
sido escrita hace mucho tiempo, pues el viaje ya tiene 4 meses de
vida. Incluso debía de haberla hecho antes de iniciarlo, pero...como
digo más abajo este es un viaje en cierto modo distinto, y las
posibilidades que tenía en los otros para aislarme y escribir en
este son mucho más escasas, o al menos debo esforzarme más para
encontrarlas.
El hecho es que ya la etapa americana se ha terminado (con
contratiempo incluido pues ya se está convirtiendo en una mala
costumbre que al inicio de los viajes sufra algún robo: esta vez fue
al llegar a Buenos Aires, y en la estación de Retiro, camino de
Urdampilleta: me quitaron la mochila pequeña con el ordenador, y lo
que es peor bastante dinero que incomprensiblemente llevaba en ella)
y llevo 2 meses en China. luchando con el idioma Chino-Mandarín,
pues muchas veces aparte del personal de los hosteles (y no siempre)
la gente apenas sabe algo de inglés, así que de una u otra
manera debo hacerme entender. El mayor problema es el de la
escritura, pues aunque a veces se ven rótulos en pinjin (sistema de
escritura con caracteres latinos), no siempre ocurre así y además la
mayoría de la población no lo entiende. En Mandarín hay unos 50000
caracteres distintos, aunque la gente suele dominar unos 3000 (que
ya está bien). En Beijing estuve casi un mes, me compre una
bicicleta que luego vendí (son muy baratas), pues andar en bicicleta
en Beijing es como ir a esquiar a una estación de esquí: el lugar
apropiado. Eso sí, en todo el tiempo que estuve ví el sol un par de
días. El resto es como si una inmensa cúpula de niebla y polución
aislase Beijing del mundo exterior..A continuación fui al Tibet
(4.500 km desde Beijing y 48 horas de tren: aquí las distancias son
enormes). Me metí en la boca del lobo pues fui sin el permiso
obligatorio para todos los extranjeros, pero hubo suerte: el lobo no
cerró la boca y me dejó salir. Quería ver qué hay detrás de ese
permiso trasnochado y sin sentido, y la impresión que me dio es que
detrás de él lo único real que hay aparte de lo que se queda el
gobierno, es el chollo que tienen las agencias de viajes tanto
chinas como tibetanas, pues si el permiso no tiene razón de ser, más
vergonzoso si cabe es el chantaje de dichas agencias obligando a
comprar a veces ridículos pero caros tours por tramitarlo. Del Tibet
fui a Sichuan (Chengdu), a continuación Yunnan con sus maravillosas
ciudades antiguas como Lijiang, Dali y su espectacular paisaje, y
ahora me encuentro en Guangxi, concretamente en Guilin, rodeado de
pequeñas y puntiagudas montañas envueltas en la bruma, mil veces
pintadas y que han servido de inspiración a tantos poetas y
artistas.
Cuando se habla de China muchas veces hay
que hacerlo en plan superlativo. El país más poblado del mundo
(tal vez con permiso de |
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India , pero en este tema
así como en otros este último país es un auténtico desastre y no hay
estadísticas fiables), el que ha construido la presa mayor del
mundo, el que tiene el tren que circula a mayor altura del mundo
(más de 5000 m.), el que construyó la muralla más larga del mundo
(más de 6000 Km:), y por no alargar la lista demasiado el país que
tiene laa mayores reservas monetarias del mundo.
China es gente, mucha gente por todas partes: en la
calle, en las tiendas, en las estaciones de autobuses y de trenes
donde las nuevas e inmensas estaciones pareciesen quedarse pequeñas
antes de inaugurarse. Sin embargo, esto está llegando a su fín. Se
ven muchos jóvenes, pero en comparación pocos niños debido a la
política restrictiva de natalidad, por lo que en unos años la
población empezará a descender, aunque eso traerá como consecuencia
un envejecimiento de ella. Pero bueno en su momento deberán resolver
el nuevo problema.
Por último comentar que China empieza a parecerse
en cierto modo a Egipto: los precios para visitar los lugares
turísticos no cesan de subir, muchas veces de una forma totalmente
arbitraria, por lo que conviene informarse antes, y elegir qué
se quiere visitar
Como curiosidad diré que llevo la guía de viajes Lonely
Planet, y al leer en las primeras páginas el artículo Panorama,
parecería que el objetivo fuese que la gente no viaje a China por la
forma en que hablan de ella. Pero es que en el interior
continuamente se utilizan expresiones de mal gusto e insultantes
como: megalómano, infame, dictador, psicópatas, descerebrados etc
aplicados a sus dirigentes e incluso a China en general. Da la
impresión que, salvo honrosas excepciones de algunos colaboradores,
la guía hubiese sido escrita por el Departamento de Estado de los
EEUU, como si estuviesen enojados por no poder hacer ya lo que les
dé la gana con China y en China, tal como ocurrió hasta mediados del
siglo pasado y durante unos 100 años. Me ha parecido muy lamentable
que una guía de viajes del prestigio de la Lonely Planet no haya
sido capaz de guardar las formas y dedicarse a lo suyp. Es curioso
que citan las barbaridades cometidas por Europa, USA y Japón,
incluso el declararle la guerra a China (la llamada guerra del opio)
en el siglo XIX que por supuesto ganaron debido a su aplastante
superioridad militar, para obligarle a que se pudiese vender opio en
el país, pues era un gran negocio para Gran Bretaña que controlaba
su producción, pero a lo sumo son como chiquilladas sin una mayor
importancia.. Si China tuviese el poder (que no lo tiene) de
editar-vender una guía de viajes de este estilo pero hablando mal e
insultando a los dirigentes europeos o de EEUU y a sus políticas,
seguramente sería prohibida pero.. |
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